Día 6 de Abril de 2014. Se crea el grupo ‘’Casa Rural Semana
Santa’’ Ahí comienza todo, preparativos, cuentas, morosos (todos eh), estrés
por no encontrar casa, racaneo por mi parte con el dinero a pagar (ya sabéis
que no soy lo que se dice millonaria, mi economía no da para mucho jeje), fotos
y más fotos de casas, manicomios u orfanatos, o al menos eso parecían algunas.
Cuenta atrás, problemas con los coches, pf ha habido de todo y ni siquiera
habíamos salido de casa. Por no hablar del trayecto en el que nos juntamos en
la gasolinera como si fuéramos a vender droga afirmando que era la segunda
salida, lo que al parecer no nos quedó muy claro y tuvimos que entendernos por
notas de voz y alguna que otra llamadita por el móvil.
El pique en los coches, sacar el dedo cada vez que uno
adelantaba, o sacar el dedo sin más, la cosa era haceros rabiar. Todos sabemos
que el mejor coche era el nuestro pero si queréis haceros ilusiones quién soy
yo para quitároslas. Os guardo rencor por no haber dejado a Emilio allí
abandonado al bajar del coche para hablar con nosotros por la ventanilla, con
lo fácil que es acelerar…
El reparto de habitaciones no tuvo mucho éxito la verdad
pero por lo menos te aseguraba un lugar donde poder echarte una horita de
siesta o por lo menos un lugar donde poder gritaros que os callarais porque
estáis todo el día montando bulla.
La paella, otro acto exitoso, hacemos lumbre para que se
acabe cocinando dentro, no pasa nada, tranquilos, me compensó bastante que me
llamarais para catar tal delicia, aunque me hacía parecer la ‘’Chicote’’ de la
casa. Creo que no hace falta mencionar que siempre andábamos con una copa en la
mano y que abundaban los chupitos, lo digo más que nada por si alguno no lo
recuerda, que no me extrañaría nada.
Poner la mesa como una familia, comer en la ventana, esperar
las colas en el baño desesperadamente, frustrarnos porque nunca dejábamos acabar
una canción, esperar a que las 10 últimas fueran las de David, que la piel te pique
al tomar el sol, intentar arreglar camas que se rompen por ‘’mal uso’’, ir al
tren abandonado y subirse, pedirle un yogurt a la vecina porque sí, ir a
racanearle al día siguiente un bote de tomate, ir a la farmacia y de la
farmacia al médico; cuántas vueltas hemos llegado a dar.
Eran las doce del primer día y ya estaba diciendo que no
quería que aquello se acabara nunca. Liasteis una buena con el portátil y los
cables para la tele, quién os viera… Si digo la verdad deseaba no irme hasta
que pusisteis aquel video hecho por vosotros y empecé a odiaros muchísimo y a
llorar como una descosida mientras nos reíamos de las paridas que decíais. Por si
fuera poco un cartel de feliz cumpleaños adornó la casa durante toda la
estancia y me sorprendisteis todavía más con una tarta que en el coche parecía
ser algo de cristal. Es increíble que en un día que tanto odio me lo hicierais
pasar tan bien.
El primer día fue épico, cierto, cómo negar algo tan
jodidamente obvio cuando la mesa está llena de bebidas y de cheetos esperando
entrar en una de aquellas copas de las cuales desconocíamos el contenido.
Segundo día. Suena la p*** alarma de tu móvil Raquel, no
sabes cómo se te puede llegar a clavar esa melodía en los oídos. Nos despertáis
haciendo el gilipollas, como siempre, y se desayuna con calidad, con chupitos y
tolón tolón. No teníamos que hacer mucho así que nos pasamos la mañana en el
tejado. Si os digo la verdad, creo que nuestra única preocupación allí era
tener la copa llena y saber bajar de allí sin partirnos la cara. Luego, tras un
duro rato llenando globos de agua tuvimos que gastarlos en tres minutos tirándonoslos
unos a otros en medio de una casa a medio construir. Apuesto a que Raquel no
esperaba que a ella se le explotara el gigante y que Carlos ni se imaginaba que
el agua que sobraba en el cubo se la iba a tirar por encima, qué de putadas se
os pueden hacer cuando estáis distraídos…
Me gusta que nos juntemos en la cocina y empecemos a hacer
la comida, leer mientras oigo a cuatro borrachos contando tonterías sobre
profesores, quitaros siempre algo a cada uno, ya sea la equipación de Pirlo,
las deportivas, los gallumbos, las gomas del pelo, cualquier cosa; volver al
tejado (donde nos pasamos vida y media) y huir de los bichitos y no tan
bichitos que había, decir ''It's going to be legen... wait for it... dary'' reírnos sin ninguna razón y apañarnos para ver el partido.
Leyre, si te digo la verdad encajaste demasiado bien que
ganara el mejor, el REAL MADRID, y hasta celebraste con nosotros el resultado
mientras corríamos hacia el parque.
Me encanta que la mafia se vuelva a juntar, defendernos unos
a otros a muerte aunque eso quiera decir que seamos unos broncas (David, tenías
razón); comer un plato de macarrones a las 5 de la mañana encima de un capó
rodeado de cervezas, montar guardia, las conversaciones acompañadas de Baylis, el
‘’no te candes en el baño’’ por si me quedaba dormida, la fuga en el momento
perfecto, en fin, todo lo habido y por haber.
Gracias chicos por hacer de esto algo más que contar cuando
seamos mayores y que sepáis que os odio bastante y como ya me conocéis ya
sabéis lo que esto significa.