30 de junio de 2014

Nadie nunca antes la había visto.

Seguía preguntándose cómo podía ser posible que en una casa tan pequeña pudieran caber tantas anécdotas e incluso existir un lugar tan apreciado que llegara a ser su favorito.
Se aproximó a la ventana silenciosamente con un libro de Joaquín Sabina,  un  Ipod en el bolsillo trasero de sus jeans y comenzó a tararear la melodía de un anuncio de televisión del cual no conseguía recordar qué demonios era lo que intentaban vender. Suspiró ásperamente y se sentó en el hueco que dejaba la ventana una vez abierta; seguidamente sacó el reproductor de música y le dio al play sin ni si quiera pararse a contemplar el título de la canción que estaba a punto de escuchar.
Estaba lloviendo, pero ni una sola gota de lluvia callejeaba por su fina y sedosa piel; el cielo estaba despejado de tal manera que podrían distinguirse todas y cada una de las estrellas que embellecían el firmamento. No, claramente no llovía, al menos no literalmente, no en aquel lugar pero sí dentro de ella. Se estaba ahogando y se negaba a oponer resistencia. <<Vaya, el tiempo no acompaña a mi estado de ánimo esta noche>> pensó mientras ‘’Chasing cars’’ se abría paso a través de sus auriculares.
Se limitaba a mirar al cielo e imaginar que el conjunto de aquellos astros era un lienzo que mostraba el rastro de lunares del dorso de alguna fémina, meditaba si algún enamorado lo había pintado queriendo crear un recuerdo eterno de su amada. <<Tonterías>> supuso.
Lucía perdida y triste pero hermosa, tenía unas ojeras difíciles de ignorar que escondían un cúmulo de sensaciones vacías acompañadas de una mirada que pedía auxilio y para colmo había bajado de peso, incluso sus clavículas podían apreciarse perfectamente aunque la iluminación fuera casi nula. Se veía realmente frágil, más de lo habitual, parecía que cualquier roce la haría añicos y sin embargo seguía allí plantada.
Después de varias canciones comenzó a sonar ‘’Let it rain’’ y por segunda vez en todo el día el aparato eligió una de sus canciones favoritas. <<Forecast to be grey again, feels as it never ends>>, aquella frase se clavó como un puñal helado, su subconsciente definitivamente no iba a dejarla descansar nunca.
Su mente no paraba de escupir mustios y podridos pensamientos: No te ahogas por caerte al agua, te ahogas por permanecer allí.
Y ella se apagó, sentía como un gran vacío le comprimía el pecho, tocó fondo y con ello sentenció a su persona: decidió que no quería tener nada que ver con la vida.

Desde aquel día nadie volvió a verla, ¿pero qué importancia tenía?, nadie nunca antes la había visto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario