Tristeza. Creo que es una palabra que nunca había dado tanto de sí. O sí. Amor. La una lleva a la otra como si estuvieran eternamente atadas. Realmente preocupante, ¿no?, sí, la manera en la que el tiempo se encarga de demostrarte que esto es realmente así, que por mucho que lo intentes siempre hay un final amargo.
A todo esto se le une la palabra soledad.
Y qué bien nos hace a veces estar solos para darnos cuenta de muchas cosas que eran invisibles para nosotros hace tan solo unos simples días. En estos días te das cuenta de por qué estás solo, de por qué no debes volver o por qué deberías de volver a confiar. Te das cuenta de por qué cuando estás solo lo único que quieres es alguien a tu lado y viceversa. Y en realidad es bastante simple: cuando pasas un tiempo solo quieres a alguien que te apoye, que esté ahí en las duras y las maduras, alguien que te haga sentir algo, pero cuando estás con ese alguien te das cuenta de por qué pasaste tanto tiempo aislado de todo: las decepciones y las peleas nunca se llevan demasiado bien.
Y vuelves al principio, otra vez, como si tuvieras alguna esperanza de que fuera distinto, piensas que esta vez 'es diferente' y te das la hostia contra el suelo.
La explicación más razonable que le veo es que nos gusta sufrir, porque a veces el dolor es lo único que nos mantiene vivos, lo que nos hace seguir porque a pesar de todo seguimos sintiendo algo aunque con ello nos destruyamos por dentro. El dolor es lo que hace que todo sea tan real, si podemos sentir dolor algún día podremos sentir felicidad.
20 de octubre de 2013
4 de septiembre de 2013
Suena realmente bien.
Los sentimientos a flor de piel. Los nervios escapándose por la taza del váter. Lágrimas que caen por tu rostro inexpresivo.
No puedo estar encerrada. No. Quiero salir, huir lo más lejos posible de estas cosas. No quiero pensar, solo salir corriendo escuchando mi canción favorita a todo volumen hasta quedarme sola. Mirar a los pájaros libres y apreciar un poco más lo que tengo. Dormir a la luz de la luna y pensar qué hay más allá, qué me depara la vida o replantearme si me gusta lo que hago.
Pensar en la gente a la que quiero, pensar en ti. Pensar en lo que me gusta, pensar en ti. Pensar en mi vida, y por una pequeña parte de ella pensar realmente en mí. En dejar de hacer feliz a los demás y empezar a hacerme feliz a mí misma. La vida te da palos, esta vez la que le va a dar palos a la vida voy a ser yo. No me voy a quedar sentada viendo las cosas pasar, quiero formar parte de ellas. Formar parte de algo, suena bien.
No puedo estar encerrada. No. Quiero salir, huir lo más lejos posible de estas cosas. No quiero pensar, solo salir corriendo escuchando mi canción favorita a todo volumen hasta quedarme sola. Mirar a los pájaros libres y apreciar un poco más lo que tengo. Dormir a la luz de la luna y pensar qué hay más allá, qué me depara la vida o replantearme si me gusta lo que hago.
Pensar en la gente a la que quiero, pensar en ti. Pensar en lo que me gusta, pensar en ti. Pensar en mi vida, y por una pequeña parte de ella pensar realmente en mí. En dejar de hacer feliz a los demás y empezar a hacerme feliz a mí misma. La vida te da palos, esta vez la que le va a dar palos a la vida voy a ser yo. No me voy a quedar sentada viendo las cosas pasar, quiero formar parte de ellas. Formar parte de algo, suena bien.
31 de julio de 2013
¿Y por qué no mejorar?
Los errores nos recuerdan que nunca debemos estar seguros de nada y que siempre podemos mejorar. Es verdad, podemos mejorar pero muchas veces no queremos. No queremos porque preferimos estancarnos en lo de siempre, ¿miedo a cambiar? Excusas para no salir adelante y poder verlo todo de otra manera, puedes mejorar sin cambiar lo que eras, lo que te gustaba, pero es más fácil encerrarse en una mentira, en fingir que todo va bien cuando en realidad se te está cayendo a pedazos el alma.
Y mi pregunta es: ¿Por qué somos tan valientes en nuestros pensamientos y tan cobardes en la realidad? Lo único que los separa de la realidad es algo físico, solo se trata de hacerlo, no es fácil ni díficil, lo único que se requiere es fuerza de voluntad, ¿pero y si la fuerza de voluntad no te acompaña, y si alguien se la llevó cuando se marchó de tu vida? He aprendido que no debes de forzar las cosas, cuando vengan vendrán, no hay más. Lo único que necesitas a veces es respaldarte en alguien al que aprecies y puedas confiar en él. Respáldate en la música, en la poesía, en el deporte, en la naturaleza o en ti mismo porque al fin y al cabo vas a convivir contigo mismo durante toda una vida. No importa cuántas veces te equivoques porque de eso se trata, de aprender. Si aprendes eres más cuidadoso con las cosas que antes te parecían insignificantes, eso te hará mejorar.
Día a día, minuto a minuto.
6 de julio de 2013
Un sol fundido.
Estoy harta de dar y no recibir, de esperar a quienes no me esperan, de escuchar putos problemas que no me importan una mierda y sin embargo, sin ser míos ponerles solución. Estoy cansada de gente que solo mira por ella misma, gente que quiere que le lamas el culo como un perrito faldero para hacerle todos sus recados y seguirles a todas partes. También estoy harta de oír: 'has cambiado' Me importa una mierda si he cambiado o no, es mi vida. Tú también cambiaste y seguí allí, me fallaste y no te abandoné. La gente cambia sí, por muy extraño que te parezca. Puede que yo no haya tomado las decisiones adecuadas pero joder, mírame, aquí sigo sin decir una palabra.
Énteraros de que en esta vida nada es gratis y no hay vuelta atrás, los errores no se borran y los logros se acaban olvidando. Si tú no has estado ahí para mí, yo no estaré para ti. Llevadme la contraria, haced lo que queráis pero a mí no me vengáis con cuentos chinos.
Siempre váis al sol que más calienta, hoy os digo que este sol no brilla más para ninguno de vosotros.
2 de junio de 2013
Vuelve a por mí.
¿Cómo no voy a estar asustada? Dime cómo puedo afrontar todo esto de no poder sacarte de mi cabeza ni un solo segundo, de sonreír recordando los momentos que pasamos juntos los cuales sé que no volverán a ser los mismos. Dímelo y juro que intento dejar el dolor a un lado, las miradas tristes en busca de algo que nos una, los latidos del corazón al ritmo de una triste melodía y la sonrisa melancólica que tan acostumbrada está a salir a la luz.
Puede que tenga miedo de mí, de ti, de intentar hacerlo todo bien, del futuro o simplemente de no volver a ser la misma de hace años. Pero al fin y al cabo abrimos caminos y cerramos heridas, o a veces no acaban de sanar pero aprendes a ignorarlas y no dejas que lleguen a la superficie aunque pesen tanto que flotan en un mar de alegrías y contamina las sonrisas que vivían en él.
Y qué razón tenía Joaquín Sabina al decir ''Lo peor del amor es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le quedan dos puntos suspensivos''
Oída aquella terrible verdad pensé... y pensé. Luego decidí luchar. Pero, ¿cómo vencer al enemigo cuando el enemigo eres tú mismo? Olvidemos todo lo que nos hemos dicho alguna vez, hagamos como si todo hubiera sido un dulce error antes de que se estropeen hasta los recuerdos. Todo lo que soy, todo lo que he sido alguna vez, ya no está aquí, y no sé dónde ha ido a parar, solo espero que vuelvas a buscarme.
Puede que tenga miedo de mí, de ti, de intentar hacerlo todo bien, del futuro o simplemente de no volver a ser la misma de hace años. Pero al fin y al cabo abrimos caminos y cerramos heridas, o a veces no acaban de sanar pero aprendes a ignorarlas y no dejas que lleguen a la superficie aunque pesen tanto que flotan en un mar de alegrías y contamina las sonrisas que vivían en él.
Y qué razón tenía Joaquín Sabina al decir ''Lo peor del amor es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le quedan dos puntos suspensivos''
Oída aquella terrible verdad pensé... y pensé. Luego decidí luchar. Pero, ¿cómo vencer al enemigo cuando el enemigo eres tú mismo? Olvidemos todo lo que nos hemos dicho alguna vez, hagamos como si todo hubiera sido un dulce error antes de que se estropeen hasta los recuerdos. Todo lo que soy, todo lo que he sido alguna vez, ya no está aquí, y no sé dónde ha ido a parar, solo espero que vuelvas a buscarme.
19 de mayo de 2013
Era yo.
¿No eras tú la que decía que vivir
era tomar riesgos, y que tomar riesgos implicaba equivocarse? Estoy segura de
que eras tú, osea, yo, ¿qué te pasa? ¿Por qué ahora que has tomado riesgos y te
has equivocado, ahora que has arriesgado y has perdido, por qué ahora te cuesta
tanto admitir la derrota? En la vida se aprende a base errores, ¿no? Eso decías,
osea, decía. ¿Por qué no puedes olvidarte? ¿Por qué no puedes, es decir, puedo
pasar página? ¿Por qué te encierras en tu habitación sin querer saber nada del
mundo? ¿Por qué te dejas derrumbar, por qué dejas que me derrumbe de esa
manera?
Si, es cierto que era yo la que
decía que el camino era rocoso y lleno de altibajos, era yo la que decía que en
la vida se aprende a base de golpes, que siempre se debe pasar página y no
mirar atrás; pero eso no quita que me tropiece con las rocas que hay en el camino,
eso no quita que en los bajones esté mal, eso no quita que los golpes duelan,
eso no quita que hay páginas que se puedan pegar y eso no quita que el pasado a
veces vuelva a ti. Todo eso, duele y te derrumba, pero pasará porque, como he
dicho, es decir, has dicho muchas veces, el tiempo, si algo hace es olvidar.
2 de mayo de 2013
¿El final?
Ayer soñé contigo, otra noche de las tantas en las que lo
hago. Se me hizo raro tenerte tan cerca después de tanto tiempo, y más en una
habitación de hospital.
Sí, allí estábamos, tú en la cama durmiendo y yo
observándote cautelosa desde la puerta. No llegaba a verte de todo la cara pero
sabía que eras tú, estabas tal y como te recordaba. De pronto te despertaste y
me miraste como si no te creyeras que estaba allí, que era yo de verdad. Una
mirada llena de dolor que pasó directamente a ser una mirada cómplice de la
sonrisa que sacaste a continuación; allí estaba yo, sin respiración, pensando qué
decirte sin poder apartar los ojos de ti cuando de repente sueltas un ‘’cuánto
tiempo’’ como si no importara todo lo que hubiera pasado antes. Las lágrimas
acudieron a mis ojos y para disimular te di un abrazo de esos que hace que el
corazón te lata distinto. Una vez separados te miré a los ojos y susurré un ‘’te
he echado de menos’’ casi inaudible al que contestaste: ‘’No sabes cuánto lo siento,
haber estado separado de ti tanto tiempo’’
¿Sabes lo que duele saber que eso no es de verdad? Eso de
que en realidad he vuelto a estar a tu lado, después de miles de días echándote
de menos. ¿Y lo peor? Lo peor es que al final te acercaste para besarme, puede
que fuera la última vez que lo harías, y justo en ese momento, no sé si por suerte o por desgracia, me desperté.
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