Ayer soñé contigo, otra noche de las tantas en las que lo
hago. Se me hizo raro tenerte tan cerca después de tanto tiempo, y más en una
habitación de hospital.
Sí, allí estábamos, tú en la cama durmiendo y yo
observándote cautelosa desde la puerta. No llegaba a verte de todo la cara pero
sabía que eras tú, estabas tal y como te recordaba. De pronto te despertaste y
me miraste como si no te creyeras que estaba allí, que era yo de verdad. Una
mirada llena de dolor que pasó directamente a ser una mirada cómplice de la
sonrisa que sacaste a continuación; allí estaba yo, sin respiración, pensando qué
decirte sin poder apartar los ojos de ti cuando de repente sueltas un ‘’cuánto
tiempo’’ como si no importara todo lo que hubiera pasado antes. Las lágrimas
acudieron a mis ojos y para disimular te di un abrazo de esos que hace que el
corazón te lata distinto. Una vez separados te miré a los ojos y susurré un ‘’te
he echado de menos’’ casi inaudible al que contestaste: ‘’No sabes cuánto lo siento,
haber estado separado de ti tanto tiempo’’
¿Sabes lo que duele saber que eso no es de verdad? Eso de
que en realidad he vuelto a estar a tu lado, después de miles de días echándote
de menos. ¿Y lo peor? Lo peor es que al final te acercaste para besarme, puede
que fuera la última vez que lo harías, y justo en ese momento, no sé si por suerte o por desgracia, me desperté.
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