¿Cómo no voy a estar asustada? Dime cómo puedo afrontar todo esto de no poder sacarte de mi cabeza ni un solo segundo, de sonreír recordando los momentos que pasamos juntos los cuales sé que no volverán a ser los mismos. Dímelo y juro que intento dejar el dolor a un lado, las miradas tristes en busca de algo que nos una, los latidos del corazón al ritmo de una triste melodía y la sonrisa melancólica que tan acostumbrada está a salir a la luz.
Puede que tenga miedo de mí, de ti, de intentar hacerlo todo bien, del futuro o simplemente de no volver a ser la misma de hace años. Pero al fin y al cabo abrimos caminos y cerramos heridas, o a veces no acaban de sanar pero aprendes a ignorarlas y no dejas que lleguen a la superficie aunque pesen tanto que flotan en un mar de alegrías y contamina las sonrisas que vivían en él.
Y qué razón tenía Joaquín Sabina al decir ''Lo peor del amor es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le quedan dos puntos suspensivos''
Oída aquella terrible verdad pensé... y pensé. Luego decidí luchar. Pero, ¿cómo vencer al enemigo cuando el enemigo eres tú mismo? Olvidemos todo lo que nos hemos dicho alguna vez, hagamos como si todo hubiera sido un dulce error antes de que se estropeen hasta los recuerdos. Todo lo que soy, todo lo que he sido alguna vez, ya no está aquí, y no sé dónde ha ido a parar, solo espero que vuelvas a buscarme.