7 de abril de 2013
Inesperada.
Soy como un mensaje a las 5 de la mañana pidiéndote que vuelvas, como el beso en mitad de una película de amor, soy como ese abrazo que después de contener tantas lágrimas hace que te derrumbes. Inesperada. Inesperada como una mirada llena de ternura en medio de una discursión, como una tormenta en un día de verano o simplemente como tu sonrisa. ¿Y qué coño importa? No voy a cambiar por mucho que me lo pidan, podría actuar, lo cual se me dá demasiado bien ya que no muchos de vosotros os dáis cuenta de cuando lo hago pero no serviría de nada, porque aún así veríais una careta, lo de fuera, el físico o cómo queráis llamarlo. Y con eso no llegáis a ninguna parte, no conmigo.
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